22 de abril de 2015
Cinco adolescentes de la ciudad de Olavarría, decorarán la sede del Jardín Belén, luego de ser multados por pintar graffitis en la esquina de Necochea y 9 de Julio. La Ordenanza que incorporó la figura de “ensuciar bienes” como contravención establece este tipo de penalidades, promovida por el Presidente del Honorable Concejo Deliberante, Eduardo Rodríguez,en el mes de abril del 2014 considerando las reiteradas situaciones en las que dueños de propiedades privadas sufren pintadas en las paredes, deteriorando así el inmueble.
La norma fue aprobada por mayoría en la décima sesión del período 2014 del HCD y contó en su elaboración con un trabajo minucioso de la Presidencia del Deliberativo, la Comisión de Legislación que preside la Dra. Marisel Cides, con aportes realizados por el Colegio de Abogados de Azul y la Dra. Elda Donatelli, del Juzgado de Faltas.
La misma establece en su Artículo 1º que a la realización de todo tipo de graffiti, pintada, mancha, garabato, escrito, inscripción grafismo, con cualquier sustancia o materia en bienes de la propiedad pública o privada, sin contar con autorización para ello, le corresponde una sanción de uno a quince días de trabajos de utilidad pública o multa de dos (2) a diez (10) salarios mínimos tomando como referencia el salario mínimo abonado al personal municipal perteneciente a la planta permanente.
En el texto de la Ordenanza Nº 3722/14 se agrega que esta prohibición no debe entenderse como un ataque al derecho de expresión de quienes lo realicen. Habida cuenta que en algunos casos los graffitis son una verdadera manifestación social y artística, es que se promueve a su vez espacios que sean útiles para la práctica del graffiti, tal como determinara en este caso el Juzgado de Faltas.
Al respecto,
Al conocerse la sentencia del Juzgado Municipal de Faltas, el Presidente del Concejo Deliberante consideró: “los reclamos de los olavarrienses por este fenómeno comenzaron hace cerca de un año, cuando arrancamos con las sesiones ordinarias del Concejo porque era visible y notorio el daño a la propiedad. En todos los barrios se ve esto, no sólo en el centro y microcentro. Muchos vecinos se fueron acercando con quejas, incluso con un cierto nivel de hartazgo porque han vivido reiteración de los hechos con las consecuencias económicas que eso implicaba de limpiar y volver a pintar. En tanto que en lo público lo más notorio son los monumentos y esculturas, que son patrimonio cultural y que también está siendo afectado”.
Eduardo Rodríguez expresó que “nosotros no nos metemos en la cuestión de discernir si lo que se pinta es arte o no es arte, es una decisión en la que el Estado no tiene injerencia como para discernir y tampoco lo tiene que hacer el Estado. En realidad, lo que estamos diciendo es que queremos dejar a salvo el derecho del propietario y la propiedad pública para que no sean deteriorados los bienes”.